El arenado implica equipos complejos, equipo de seguridad y procesos exigentes que requieren fuerza física, resistencia y atención al detalle. ¿Es el arenado un trabajo difícil? El arenado es un trabajo realmente desafiante. Veamos por qué es una ocupación tan agotadora.
Físicamente exigente
El arenado es duro para el cuerpo. El simple hecho de moverse con todo el equipo de protección necesario puede agotarte rápidamente. El mono de lona pesada, los guantes gruesos, el respirador, los tapones para los oídos y la capucha con casco antiexplosiones conforman un equipo voluminoso y engorroso. En verano, mantenerse fresco es casi imposible. Las pesas y la capucha limitan la movilidad y la flexibilidad.
Para aumentar la carga, los chorreadores de arena deben levantar regularmente bolsas de entre 50 y 100 kg de material abrasivo para verterlo en las cubas de chorreado. El movimiento continuo de chorreado tensiona los músculos, especialmente en hombros, brazos y manos. Una postura y una técnica correctas son esenciales para evitar problemas de espalda. Es fácil cansarse al pasar todo el día chorreando óxido y recubrimientos. La vibración y el esfuerzo muscular pasan factura con el tiempo.
Condiciones de trabajo peligrosas
Lejos de ser un trabajo de oficina, la voladura expone a los trabajadores a numerosos peligros que requieren una vigilancia constante. El polvo asfixiante obliga a usar un respirador para evitar daños pulmonares. Diminutas partículas abrasivas se filtran inevitablemente en cada grieta y hendidura. La protección auditiva es vital dado el ruido ensordecedor dentro del casco de voladura.
La visibilidad limitada a través del visor del casco exige prestar mucha atención a los puntos de apoyo y a los obstáculos al maniobrar en la zona de voladura. Siempre existe el riesgo de que la manguera se enganche y resbale en superficies resbaladizas. El abrasivo suelto daña fácilmente la piel desprotegida. Es un entorno de trabajo exigente, tanto física como mentalmente.
Desafíos del equipo de seguridad
El equipo de protección esencial presenta sus propios desafíos. El pesado casco y traje antiexplosiones limita la movilidad y consume mucha energía. Los tapones para los oídos, demasiado densos, dificultan la comunicación. El respirador puede resultar sofocante e interfiere con la respiración. La visibilidad a través del lente del casco es limitada. Moverse y trabajar con el equipo puesto es agotador.
Ponérselo y quitárselo correctamente lleva mucho tiempo. Sellar todas las aberturas requiere esfuerzo para evitar la entrada de abrasivos. Una vez que la capucha se empapa de sudor, el resto del día permanece terriblemente húmedo. La limpieza y el mantenimiento adecuados del equipo de seguridad también son cruciales, aunque tediosos. La protección indispensable tiene un precio.
Montaje y desmontaje
Además del chorreado, los chorreadores de arena dedican un tiempo considerable a montar y desmontar las áreas de trabajo. Las mangueras deben estar perfectamente enrolladas, los recipientes despresurizados y limpios, y el material recuperado y vaciado del recuperador. Las superficies se barren y aspiran. Se llenan las tolvas y se cambian las boquillas. Al final de la jornada, todo se desmonta y se guarda.
Este trabajo auxiliar supone una importante carga física, además de la propia voladura. La preparación y la limpieza no pueden realizarse de forma apresurada ni descuidada. Una atención meticulosa garantiza la seguridad y el correcto funcionamiento del equipo. Es un trabajo poco atractivo, pero esencial.
Conclusión
Aunque el arenado exige cuerpo y mente, hay una inmensa satisfacción al aprender el oficio y ver los resultados tangibles de dejar superficies sucias como nuevas. Requiere diligencia y determinación, pero la sensación de un trabajo bien hecho hace que las agotadoras jornadas valgan la pena.
Tomar las precauciones de seguridad adecuadas y usar la técnica correcta previene problemas de salud y lesiones a largo plazo. Una capacitación adecuada garantiza que el chorreado abrasivo siga siendo una carrera viable, aunque exigente, para quienes estén dispuestos a dedicarle el esfuerzo y la maestría necesarios.